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El 19 de noviembre del 2004 la NBA vivió su peor pesadilla, cuando el partido entre Detroit e Indiana se convirtió en una batalla campal que terminó con jugadores de los Pacers ligados a golpes con fanáticos de los Pistons, en uno de los espectáculos más deplorables que jamás se hayan vivido en el deporte profesional.


La trifulca entre jugadores y fanáticos en Auburn Hills, Michigan, obligó a suspender el partido entre Pistons y Pacers cuando el marcador marcaba 82-97 a favor del equipo visitante restando 45.9 segundos de juego.
El pleito se originó cuando el jugador de los Pistons, Ben Wallace se disponía realizar un canasto y recibió una fuerte falta por detrás de Ron Artest. El centro de Detroit reaccionó empujando a Artest, lo que originó un forcejeo entre los jugadores de ambos equipos sin que las cosas escalaran a gran nivel.
Wallace fue detenido por sus compañeros, mientras que Ron Artest se acostó sobre la mesa de anotaciones en espera de que se calmaran las cosas, pero segundos después un seguidor de los Pistons, llamado John Green, le lanzó un vaso de refresco al rostro. Su reacción fue subir a las gradas para ajusticiar al aficionado, lo que desató la Tercera Guerra Mundial y lo nunca antes visto en la NBA, una pelea entre jugadores y fanáticos.
Mientras los jugadores repartían golpes a diestra y siniestra las botellas y los vasos seguían volando por todas partes. Incluso una silla fue lanzada por un aficionado contra el pívot Jermaine O’Neal, de los Pacers, que al final fue otro de los implicados en la batalla campal. Jackson, Artest y O’Neal conectaron derechas que derribaron a varios aficionados. Cuando finalmente los oficiales de mesa comunicaron por los altavoces que el partido había sido suspendido, los jugadores de Indiana corrieron a los vestuarios recibiendo un baño de cerveza, hielo y basura.
“Esta es la cosa más fea que he visto como jugador y entrenador en esta liga,” dijo Larry Brown, el entrenador de los Pistons, que trató en vano de frenar la confrontación. “Ni los aficionados deben reaccionar de esa manera, ni mucho menos los jugadores irse a unas gradas para entrar en una pelea colectiva”.
“Me sentí como si luchara por mi vida en la cancha”, dijo el entrenador de los Pacers, Rick Carlisle, quien hoy en día dirige a Dallas Mavericks.
MIRA EL VIDEO DE LA PELEA
 
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